El cardenal, que ha explicado la situación al Papa, ha explicado que en los próximos días viajará a Australia para preparar su defensa. Deberá comparecer ante un tribunal de Melbourne el próximo 18 de julio.
Las acusaciones se refieren a supuestos abusos que habría cometido en la década de los 70 cuando era un joven sacerdote en la diócesis de Ballarat. La policía del Estado de Victoria, en Australia, asegura que varias personas han denunciado al cardenal.
En febrero de 2016 el cardenal había comparecido desde Roma ante una comisión de investigación australiana para responder a acusaciones de no haber actuado correctamente ante denuncias de abusos, y por lo tanto, haberlos cubierto. Sus explicaciones fueron consideradas suficientes.
El portavoz de la oficina de prensa del Vaticano Greg Burke asegura que 'la Santa Sede ha recibido con desagrado la noticia del envío a juicio en Australia del Card. George Pell por imputaciones referidas a hechos ocurridos hace varias décadas'.
'Puesto al corriente de la situación, el Cardenal Pell, en pleno respeto reconociendo la importancia de participar personalmente en el proceso, de forma que pueda desarrollarse en forma justa y favorecer así la búsqueda de la verdad, ha decidido retornar a su paíspara afrontar las causas de las que se le acusa', continúa Burke.
'El Santo Padre, informado de ello a través del proprio Cardenal Pell, le ha concedido un periodo de excedencia para poderse defender', añade.
El Vaticano subraya que 'el Santo Padre, que ha podido apreciar la honestidad del Cardenal Pell durante los tres años de trabajo en la Curia Romana, le está agradecido por su colaboración y, en particular, por su enérgico empeño a favor de las reformas en el sector económico y administrativo y por su activa participación en el Consejo de los Cardenales (C9)'.
Además, recuerda que 'la Santa Sede expresa su máximo respeto hacia la justicia australiana, que deberá decidir con respecto a las cuestiones suscitadas'.
'Al mismo tiempo, se recuerda que el Cardenal Pell ha condenado desde hace décadas abiertamente y repetidamente los abusos cometidos contra menores como actos inmorales e intolerables; ha cooperado en el pasado con las Autoridades australianas (por ejemplo, en las declaraciones ante la Royal Commission), ha apoyado la creación de la Comisión Pontificia para la Tutela de los Menores y, finalmente, como Obispo diocesano en Australia, ha introducido sistemas y procedimientos para la protección de los menores y para garantizar la asistencia a las víctimas de abusos', añade el Vaticano.
También la Conferencia Episcopal Australiana ha pedido respetar la presunción de inocencia del purpurado, 'hasta que los magistrados de la Corte de Melbourne tomen una decisión'.