El Papa Francisco ha entrado de lleno en un problema que no ocupa las primeras páginas de los periódicos pero cuyas consecuencias son devastadoras: el acceso al agua, y agua no contaminada.
Ante casi un centenar de expertos mundiales pidió que el derecho al agua tenga un lugar central en las legislaciones públicas y que se busquen soluciones efectivas para garantizar su acceso a todos. El agua, dijo, es una de las cuestiones fundamentales del mundo actual.
FRANCISCO
'Es doloroso ver cuando en la legislación de un país o de un grupo de países no se considera el agua como un derecho humano. Más doloroso aún cuando se quita lo que estaba escrito allí y se niega este derecho humano. Yo me pregunto si en medio de esta tercera guerra mundial a pedacitos no estamos en camino hacia la gran guerra mundial por el agua'.
Concluyó recordando el escalofriante dato de las Naciones Unidas: que cada día casi 1.000 niños mueren a causa de enfermedades diarreicas y que estas son la tercera causa de muerte entre menores de 5 años.
FRANCISCO
'Y no olvidemos los datos, las cifras de las Naciones Unidas. No olvidemos que cada día, 1.000 niños, cada día, mueren por enfermedades relacionadas con el agua. Muchas gracias'.
Su discurso dejó huella tanto en expertos creyentes como en no creyentes. Todos ellos debatieron durante dos días las causas y posibles soluciones para terminar con la contaminación colateral; la producida por empresas que vierten sus residuos en ríos sin ser multados por ello.
ROSA PAVANELLI
Public Services International (PSI)
'¿Se lo puedo decir así? Desde el punto de una no creyente comprometida con los problemas sociales y por la defensa de los trabajadores creo que el Papa es el único líder mundial que de verdad está llevando a cabo un discurso de lucha a la injusticia y la desigualdad. Por desgracia no veo otros que estén a la altura'.
PETER H. GLEICK
Pacific Institute
'Sabemos que simplemente declarando el agua como 'Derecho Humano' no solucionaremos el problema pero es un paso crucial para concienciar al mundo y para insistir a los gobiernos para que actúen'.
El Papa mencionó el problema del agua en otras ocasiones, pero el punto fundamental de partida fue la encíclica social que publicó en 2015 Laudato si'. Un documento social para promover un cuidado sostenible del planeta y un reparto equitativo de los recursos. Los más pobres son los que más sufren las consecuencias de la contaminación y la desigualdad.