Cuando en el año 2011 el Papa se reunió con esta delegación de la Iglesia Luterana Alemana, llamó la atención la cordialidad del encuentro.
BENEDICTO XVI
'Quiero darle las gracias, querido obispo, en particular por sus palabras, que con gran sinceridad expresan el esfuerzo común para que haya una unidad más profunda entre cristianos'.
La novedad de aquel encuentro fue la respuesta del Papa a la propuesta de conmemorar juntos los 500 años de la Reforma Luterana.
'En esa ocasión, Católicos y Luteranos tendrán la oportunidad de celebrar por todo el mundo una conmemoración ecuménica común, afrontar cuestiones fundamentales a nivel global, no como una celebración triunfal sino como una común profesión de nuestra Fe en la Santísima Trinidad'.
Y en ese discurso también propuso esto:
'Debemos hacer espacio para la oración común y para la oración interior a Nuestro Señor Jesucristo por el perdón de nuestros mutuos errores y de las culpas relativas a las divisiones'.
A lo largo de su pontificado, Benedicto propuso no fijarse tanto en las diferencias como en lo que todos los cristianos tienen en común.
Esa actitud le provocó más de un dolor de cabeza. Por ejemplo, algunos sectores católicos criticaron lo que dijo cuando viajó al exconvento de Erfurt en el que vivió el fundador de la Reforma Protestante.
Fue un encuentro a puerta cerrada con representantes de la Iglesia Luterana, pero luego se publicó el discurso oficial.
'Lo que quitaba la paz a Lutero era la cuestión de Dios, que fue la pasión profunda y el centro de su vida y de todo su camino. '¿Cómo puedo recibir la gracia de Dios?': Esta pregunta le penetraba el corazón y estaba detrás de toda su investigación teológica y de toda su lucha interior'.
A Benedicto XVI le gustaba el punto de partida de Lutero, porque, como dijo, '¿quién se ocupa actualmente de esta cuestión, incluso entre los cristianos? ¿Qué significa la cuestión de Dios en nuestra vida?'
Aunque evidentemente Joseph Ratzinger no comparte la respuesta que Lutero dio a la pregunta sobre la misericordia de Dios, muchos vieron en esas palabras una especie de adhesión a su mensaje.
Benedicto pretendía subrayar los elementos comunes. Y lo hacía sin miedo a quienes se confundieran por su cordialidad con los luteranos.