El Papa Francisco llegó en papamóvil a la basílica de Sainte-Anne-de-Beaupré, cerca de Quebec. Es el santuario cristiano más antiguo de Norteamérica. Se construyó en 1658.
El Papa subió al altar con una casulla diseñada por un artista indígena para esta Misa de Reconciliación. Tenía como intención que sus asistentes se reconcilien entre ellos y con la Iglesia.
Tras la procesión de entrada, dos mujeres exhibieron una pancarta pidiendo 'rescindir la doctrina'. Se referían a las enseñanzas papales del siglo XIV que se utilizaron para justificar la colonización.
Francisco pronunció la oración inicial en francés.
En su homilía, el Papa reflexionó sobre el pasaje del Evangelio en el que dos apóstoles vuelven a casa tras la muerte de Jesús. Francisco dice que los cristianos deben resistir la tentación de huir tras un fracaso.
FRANCISCO
También nosotros, ante el escándalo del mal y ante el Cuerpo de Cristo herido en la carne de nuestros hermanos indígenas, nos hemos sumergido en la amargura y sentimos el peso de la caída.
No hay nada peor, ante los reveses de la vida, que huir para no afrontarlos.
Francisco explicó la historia de esta basílica. Dijo que los cristianos de hoy deben seguir construyendo la Iglesia a pesar de los fracasos de quienes les precedieron.
FRANCISCO
En este mismo lugar hubo ya tres templos, pero también hubo personas que no se echaron atrás ante las dificultades, y fueron capaces de volver a soñar a pesar de sus errores y los de los demás. Así, cuando hace cien años un incendio devastó el santuario, ellos no se dejaron vencer, construyendo este templo con valor y creatividad.
El cardenal Gérald Lacroix, arzobispo de Quebec y Primado de Canadá, dio las gracias al Papa por escuchar la petición de reconciliación de los indígenas. Y por viajar personalmente al país para acompañarlos en su proceso.
Antes de abandonar el altar, el Papa se detuvo frente a una milagrosa estatua de Santa Ana. Sostiene entre sus manos a la Virgen María de niña y se salvó de las llamas de un incendio en 1922.
Aproximadamente un millón de peregrinos visitan cada año este santuario. Hay testimonios de personas que dejaron allí sus muletas o su silla de ruedas después de curarse inexplicablemente.
JM
TR: RM
