Antes de ser Papa, Joseph Ratzinger fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe durante 24 años. Juan Pablo II le asignó este cargo y Ratzinger presentó su renuncia las tres veces que concluyó sus mandatos.
Ratzinger amaba la Teología, el estudio y encerrarse en su despacho a escribir. Algo a lo que no podía dedicarse al cien por cien como prefecto de la que un día fue la Inquisición.
ALEJANDRO CIFRES
Congregación para la Doctrina de la Fe
“Yo recuerdo cuántas veces decía: ‘Yo me quiero retirar’ o ‘He presentado al Papa la dimisión’, tantas veces lo habrá dicho y el Papa Juan Pablo II nunca se la quiso aceptar, porque su deseo era escribir Teología, pero al mismo tiempo, y este es un testimonio muy importante de fe, es un hombre que ha dado su vida y que había venido a hacer un trabajo que no era muy bien aceptado por otros. Quizá por sus colegas teólogos alemanes menos que por otros, y yo creo que tiene una dimensión martirial”.
Desde que el 2 de abril falleció Juan Pablo II, Joseph Ratzinger no volvió a la Congregación, como lo estipula la ley vaticana. Ya no era prefecto. Sin embargo, dos días antes del cónclave, sus colaboradores le organizaron una pequeña fiesta por su cumpleaños.
ALEJANDRO CIFRES
Congregación para la Doctrina de la Fe
“Le cantamos una canción y demás. Y ese día él dijo, me acuerdo muy bien, los ojillos de ilusión que tenía diciendo: “Ahora me voy a poder dedicar finalmente a la Teología”, porque él sabía que como prefecto no iba a volver obviamente, y no se soñaba ser Papa. Tenía una gran ilusión de que por fin se iba a poder poner a escribir Teología. Dos días después, el lunes, fue elegido”.
Justo un día después de ser elegido Papa, Joseph Ratzinger, ya Benedicto XVI, hizo su primera visita como sucesor de Pedro y eligió su antiguo puesto de trabajo.
ALEJANDRO CIFRES
Congregación para la Doctrina de la Fe
“Yo creo que aparte del cariño que nos tenía era un poco como un ensayo general. Yo creo que se dijo a sí mismo: 'Voy a probar a ser Papa en un ambiente controlado', esa es mi impresión. Porque fue una cosa muy familiar, muy cordial. Vino aquí y lo recibimos todos muy ilusionados”.
Y no solo fue significativa la visita, sino lo que dijo sobre los planes que tenía Dios para él y cómo iba a aceptarlos.
ALEJANDRO CIFRES
Congregación para la Doctrina de la Fe
“Él dijo que fue traído a Roma donde no quería y ahora me llevan a hacer lo que tampoco quiero que es ser Papa. Pero lo vimos verdaderamente como un hombre feliz, un hombre que se había quitado de encima el peso de su propia voluntad y que había aceptado la voluntad de Dios”.
Tras presentar su renuncia, Benedicto tuvo el tiempo que deseaba para escribir y estudiar en una pequeña casa en los jardines del Vaticano.
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