El Papa se detuvo a rezar en un monumento en las inmediaciones del aeropuerto de Fiumicino antes de comenzar su viaje a la República Democrática del Congo.
El monumento homenajea a trece aviadores italianos que formaban parte de un contingente de la ONU enviado a Kindu, en la entonces llamada República del Congo, para restablecer el orden tras una crisis. Todos ellos fueron asesinados entre el 11 y el 12 de noviembre de 1961.
Una vez en el aeropuerto, Francisco saludó al personal de orden y seguridad y empleó un montacargas para subir al avión, como ha hecho en sus últimos viajes desde que presenta molestias en la rodilla.
RM