El 7 de octubre de 2023, las alarmas volvieron a sonar en Israel, desafiando la seguridad de uno de los países con los servicios de inteligencia más fuertes del mundo.
El grupo palestino Hamás atacó hasta en 24 puntos distintos cerca de la frontera con Gaza, dejando casi 1.200 fallecidos, la mayoría civiles, y llevándose a más de 250 rehenes israelíes.
Así comenzaba la escalada de un conflicto sin precedentes, cuando el gobierno de Netanyahu declaró el estado de guerra y empezó a contraatacar en la franja.
Son ya unas 42.000 las víctimas y casi 100.000 los heridos. Escuelas devastadas y hospitales colapsados. Las bombas llegaron incluso en enero a la única parroquia católica de Gaza.
Desde el principio, el papa no solo ha pedido el fin de la guerra en sus apariciones públicas; también tiene pequeños gestos diarios.
FRANCISCO
Todos los días llamo por teléfono a la parroquia de Gaza. Hay más de 600 personas allí, en la parroquia y el colegio, y me cuentan las cosas que pasan allí, incluso las crueldades que ocurren.
Pero su cercanía no se queda solo en una llamada. El pontífice llegó a invitar al Vaticano a un grupo de palestinos y a familias de rehenes israelíes. Estuvieron con el papa por separado.
También el Bambino Gesù, el hospital pediátrico de la Santa Sede, acogió a varias familias cuyos hijos necesitaban atención médica. Unos servicios que no podían recibir en Gaza.
En cuanto a la Santa Sede, su posición ante el conflicto sigue siendo la creación de dos estados con un protectorado especial para Jerusalén.
MONS. PAUL RICHARD GALLAGHER
Secretario para Relaciones con los Estados
Y creo que mucha gente, aun reconociendo que es una decisión muy, muy difícil, se da cuenta de que probablemente sea la única opción sobre la mesa en este momento. Y, como sabemos, si existe la voluntad política de llevarla a cabo, puede ocurrir. Es una decisión muy, muy difícil, y lo sabemos. Pero esta situación es tan grave, lo que ya hemos presenciado es tan terrible que seguir este camino es necesario.
Tanto Israel como Palestina tienen representación diplomática ante la Santa Sede. La embajada israelí se abrió en 1994, mientras que la de Palestina lo hizo en 2017.
CA