Ante el invierno demográfico de países como Italia o España el papa pidió políticas e incentivos que favorezcan la conciliación laboral y ofrezcan estabilidad.
Rebatió, como hizo en otras ocasiones, que la ausencia de hijos en una sociedad es señal de temor ante un futuro incierto.
FRANCISCO
No podemos aceptar que nuestra sociedad deje de generar y degenere en la tristeza. Cuando no se genera viene la tristeza. Es un dolor muy fuerte, fuerte. Gris.
Hay que cambiar de mentalidad. La familia no es parte del problema sino parte de su solución.
Francisco dijo que una sociedad está feliz cuando genera esperanza, comparte bienes y genera vida. Cuando está triste se cierra, se vuelve más egoísta y menos acogedora. Por ejemplo con los migrantes.
FRANCISCO
La natalidad, así como la acogida, que nunca se pueden contraponer porque son dos caras de la misma medalla, nos revelan cuánta felicidad hay en una sociedad.
Francisco lamentó que se estén imponiendo aspiraciones demasiado individualistas en la sociedad. Dijo que estas anestesian el alma e incapacitan a mirar más allá y detectar situaciones de personas en necesidad.
En ese sentido tocó un tema que, personalmente, se ve que no gusta al pontífice. A quienes dan demasiada importancia a sus perros. Recordó cómo en la audiencia general del miércoles una señora abrió el bolso donde protegía a su perro y le pidió que lo bendijera.
FRANCISCO
Un perrito. Ahí no tuve paciencia y grité a la señora: Señora, muchos niños tienen hambre... y usted con el perrito.
Todas estas palabras las pronunció en la tercera edición de los Estados Generales de la Natalidad de Italia. Un evento organizado por la Fundación para la Natalidad en el que participan representantes de los principales partidos políticos del país y demás actores sociales.
El papa compartió estrado con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Este congreso se organiza a causa del invierno demográfico en Italia. En 2022 nacieron casi 400.000 niños mientras que fallecieron más de 700.000 personas.
JRB
