Médicos, enfermeros, personal sanitario y niños hospitalizados. Unos 3.000 cambiaron por un día los pasillos del conocido como “Hospital del papa”, el Bambino Gesù, para reunirse en persona, precisamente, con él, con el papa Francisco.
FRANCISCO
Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos a todos. Me alegro de veros. Todavía no me he recuperado y, por eso, no puedo leer bien el mensaje. Monseñor Ciampanelli lo hará por mí. Gracias.
El motivo de este encuentro fue por el centenario de la donación del hospital a la Santa Sede. En su discurso, Francisco destacó la importancia de los cuidados. Dijo que estos no existen si no van acompañados de proximidad y ternura.
MONS. CIAMPANELLI
Hablando de cuidados, sabemos que la enfermedad de un niño implica a todos los miembros de su familia. Por eso, es un gran consuelo saber que hay tantas familias atendidas por sus servicios, alojadas en centros hospitalarios y acompañadas por su amabilidad y cercanía.
Francisco no pudo leer, pero dedicó mucho tiempo a saludar individualmente a los niños y a sus familiares. Entre ellos, algunos provenientes de Gaza y Ucrania, que están acogidos en el Bambino Gesù para recibir tratamiento médico.
La mañana también dejó tiernas imágenes como estas. Los más pequeños abrazaron al papa, le entregaron sus dibujos y le pidieron, incluso, que le firmasen un autógrafo en la mano (39:25).
Pero, sin duda, uno de los mejores momentos fue este. Mientras Francisco saludaba, le regalaron una nariz de payaso, y pidió no guardarla para ponérsela a uno de los niños.
En la audienza, se encontraba también el presidente del Bambino Gesù: Tiziano Onesti.
CA