En este sínodo el papa ha pedido a sus participantes mayor discreción que en los anteriores. No quiere que se repita la historia de las asambleas precedentes. En ellos, la excesiva atención mediática sobre ciertos puntos y el exceso de exposición pública de algunos participantes terminaron por desviar la atención de lo que Francisco consideraba central y, además, lesionaron el ambiente al interno del sínodo.
FRANCISCO
Cuando el Sínodo sobre la familia, estaba la opinión pública, que venía de la mundanidad, no de nosotros, que era dar la comunión a los divorciados, y así entramos en el Sínodo. Cuando el Sínodo de Amazonía, estaba la opinión pública, la presión, que era para hacer a los viri probati. Entramos con esta presión. Ahora, hay algunas hipótesis de este Sínodo, como ¿qué van a hacer aquí? Tal vez, el sacerdocio femenino, no sé, estas cosas que se dicen fuera.
De hecho, en el reglamento de la asamblea, por primera vez, se dice que los participantes están obligados al secreto; tanto de sus propias intervenciones como de las intervenciones de los demás. Lo dice el artículo 24. Es una decisión sin precedentes durante el pontificado de Francisco.
El papa ha sido claro en su discurso inaugural del sínodo. Quiere proteger al máximo el ambiente de oración y fraternidad en la asamblea.
FRANCISCO
Hace falta un ascetismo, pido perdón a los periodistas por estas palabras, pero un cierto ayuno de la palabra pública para custodiar esto. Y lo que se publique que sea en este ambiente.
No olvidemos, hermanos y hermanas que el protagonista del sínodo no somos nosotros, es el Espíritu Santo.
Y así lo explicaron desde el dicasterio de la Comunicación del Vaticano. Francisco quiere que los participantes hablen menos con la prensa y más entre ellos en un clima de oración y fraternidad. Por eso, en este sínodo, el contacto con la prensa y con el mundo exterior será mucho más limitado que en otras ocasiones.
JRB