En la misa de apertura del sínodo en Roma hubo sentimientos encontrados. Por un lado la alegría de las grandes ocasiones en las que la Iglesia manifiesta su universalidad y se prepara para trabajar en un proyecto común. Por otro lado tensión ante el desafío abierto de cinco cardenales al papa.
Le pidieron que aclare si esta asamblea cambiará la doctrina de la Iglesia en cuestiones como el sacerdocio femenino o la actitud ante las personas homosexuales.
El papa no quiso entrar en el debate, aunque en su homilía fue muy claro a la hora de pedir un cambio de mentalidad.
FRANCISCO
Y no necesitamos una mirada inmanente, hecha de estrategias humanas, cálculos políticos o batallas ideológicas: que si el Sínodo dará este permiso, este otro; abrirá esta puerta, la otra… Esto no sirve. No estamos aquí para celebrar una reunión parlamentaria o un plan de reforma. El sínodo no es un parlamento, queridos hermanos y hermanas. El protagonista es el espíritu santo No. No estamos aquí para hacer un parlamento. Estamos aquí para caminar juntos con la mirada de Jesús.
El papa insistió en que esta asamblea se debe vivir con un sentido menos político y más espiritual y fraternal.
FRANCISCO
Y si el santo pueblo de Dios con sus pastores, de todas las partes del mundo, alimentan expectativas, esperanzas e incluso algunos temores sobre el Sínodo que comenzamos, recordemos de nuevo que no es una reunión política, no es un parlamento. Es una convocación en el Espíritu.
El pontífice señaló que lo importante, lo que debe estar en el centro, es Dios y no las discusiones entre los partidarios de una idea o los de otra.
FRANCISCO
Hermanos y hermanas, Pueblo santo de Dios, ante las dificultades y desafíos que nos esperan, la bendición y la mirada acogedora de Jesús nos impiden caer en algunas tentaciones peligrosas: de ser una Iglesia rígida, aduana, que se arma contra el mundo y mira hacia atrás; de ser una Iglesia tibia, que se rinde a las modas del mundo; de ser una Iglesia cansada, encerrada en sí misma.
Ante una plaza de San Pedro que acogió la presencia de unos 25.000 peregrinos, el papa también hizo referencia a San Francisco de Asís, en el día, además, de su festividad. El pontífice eligió el nombre de este Santo de “la pobreza y de la paz”, del que el papa dijo que era “ el loco de Dios”
CA