El papa da la última pincelada del mural de Scholas Occurrentes en la sede de Cascais, al oeste de Lisboa. Los jóvenes hicieron un mural de 3 kilómetros de longitud.
El papa no solo dejó esa pincelada simbólica sino que también les regaló una obra de la parábola del buen samaritano para hablarles de la compasión:“A veces en la vida hay que ensuciarse las manos para no ensuciar el corazón”.
PA