Esta era la larga cola que rodeaba los muros de la Ciudad del Vaticano para entrar al aula Pablo VI, a pocos minutos del comienzo de la audiencia general.
Muchos no quisieron perderse la reaparición oficial de Francisco después de sus vacaciones de verano. La gran mayoría venía directamente de la JMJ, como este grupo de Ecuador, que pudo saludar al papa.
JANY CEDEÑO
Peregrino, Arquidiócesis de Portoviejo
Es una experiencia fenomenal. Es increíble. Creo que todos los jóvenes y todos los que llevamos esta religión dentro de nosotros, es algo que no se puede explicar, sencillamente. La emoción de verlo, de sentirlo cerca y, más aún, de los que hemos estado más cerquita de él, es algo que, en realidad, no hay palabras para explicarlo.
Vinicio salió de Ecuador con un objetivo: entregarle este sombrero al papa Francisco. Está hecho por personas de su país con bajos rescursos.
VINICIO MENÉNDEZ
Peregrino, Arquidiócesis de Portoviejo
A lo que se lo recibí, me dijo: “Está bonito”. Pero dice: “Afuera hay sol”. Y yo le dije: “Yo tengo uno. Este es para usted, en representación de mi país, Ecuador, y, principalmente, Manabí. Y él cogió y se lo puso. Eso es lo más feliz que puede haberme pasado.
Este grupo de Tonga, un país de Oceanía, recorrió casi 18.000 kilómetros para estar en la JMJ. En esta audiencia en Roma, lo pudieron saludar.
P. SIMEON ILLA
Sacerdote, Diócesis de Tonga
Es muy interesante ver al papa porque la mayoría de nosotros en Tonga no hemos visto al papa cara a cara. Y especialmente los sacerdotes, la mayoría de ellos, no han conocido al papa; no le han visto cara a cara; no han besado sus manos. Así que hoy lo hemos conseguido.
Algunos jóvenes ya habían vivido una JMJ, pero eso no cambió que volviesen a sentirla como la primera vez.
VITALINI LEONE
Peregrino, Diócesis de Tonga
La JMJ de este año ha sido mi segunda. La sensación sigue ahí. Se siente como si fuera la primera vez. Es una gran experiencia y el mensaje es del papa es increíble vivirlo junto con, no solo mi diócesis, sino también los jóvenes de todo el mundo. Es como crear paz en toda la tierra. Además, la fe en la Iglesia católica crece espiritualmente.
Después de aprovechar el viaje a Lisboa para visitar distintas ciudades europeas, cada grupo volverá a sus respectivos países a la espera de una nueva Jornada Mundial de la Juventud.
CA