Breve pero muy intenso. Francisco saludó uno a uno a 10 supervivientes de Auschwitz, entre ellos una señora de 101 años.
El encuentro fue en la plaza donde los prisioneros eran fusilados frente al 'muro de la muerteâ?, hoy reconstruido. A sus pies el Papa depositó una vela que le entregó uno de los supervivientes y de la misma forma que hizo en Tierra Santa, ante el muro de Belén, apoyando con fuerza la mano sobre él.