El Papa Francisco actualiza las normas de la Iglesia para los monasterios de monjas de clausura. Lo hace con una constitución apostólica llamada 'La búsqueda del rostro de Dios'.
Lo presentó en el Vaticano el número dos de la Congregación para la vida religiosa.
En el texto jurídico se explicita que si en un monasterio faltan vocaciones, no deben 'reclutar' religiosas del extranjero sólo para mantenerlo en pie.
MONS. JOSÉ RODRíGUEZ CARBALLO
Secretario, Congregación de Religiosos
'No significa cerrar la puerta a las extranjeras. Significa 'discernir'. Cuando un monasterio llama a vocaciones de otros continentes debe preguntarse: ¿Por qué lo hago? Porque si es sólo para mantener los muros, esa no es una justificación evangélica. Y si una monja viene de otro continente debe preguntarse: ¿Por qué voy? Estas dos preguntas aclararían muchas cosas, y a menudo no se hacen'.
Otro de los puntos del texto firmado por el Papa es la petición a los superiores de favorecer un 'clima alegre de libertad y de responsabilidad', para que las religiosas puedan hablar tranquilamente de 'lo que hacen, opinan o sienten'.
Según José Rodríguez Carballo, las novedades son que se invita a los monasterios a federarse para colaborar entre ellos, por ejemplo en la formación de nuevas vocaciones; que las religiosas encargadas de la formación pueden también estudiar durante un periodo fuera del monasterio para mejorar su preparación; se refuerza la autonomía jurídica del monasterio y se pide a cada comunidad que decida qué forma de clausura desea vivir.
MONS. JOSÉ RODRíGUEZ CARBALLO
Secretario, Congregación de Religiosos
'El hecho de que cada monasterio deba reflexionar sobre qué forma de clausura quiere vivir es una gran responsabilidad del monasterio, y un gesto de gran confianza'.
Las nuevas normas ya han entrado en vigor, y por eso el Vaticano ha pedido a cada monasterio que actualice sus propias normas a partir de esta nueva ley.
En el mundo hay unas 43.500 monjas de clausura. Más de la mitad viven en Europa, sobre todo en España e Italia.
Las más numerosas son las clarisas, seguidas de las carmelitas y de las benedictinas.