Francisco presidió la Misa del miércoles de ceniza en la basílica de San Pedro. Normalmente esta ceremonia se celebra en otra basílica de Roma pero este año se ha hecho aquí porque el Papa también ha enviado a los Misioneros de la Misericordia.
En su homilía les pidió que vayan por el mundo ayudando a las personas a que abran las puertas de su corazón.
FRANCISCO
'¡Que vuestras manos bendigan y consuelen a nuestros hermanos y hermanas con paternidad. Que a través de vosotros, la mirada y las manos del Padre se posen sobre sus hijos y curen sus heridas!â?
Explicó que hay obstáculos que cierran las puertas del corazón de las personas, como la vergí¼enza o el negarse a confiar en Dios.
FRANCISCO
'Existe la tentación de bloquear las puertas, es decir, convivir con el propio pecado, minimizándolo, justificándose siempre, pensando que no se es peor que los demásâ?.
Frente a esta actitud, aseguró que hay tres medicinas que permiten vivir bien la Cuaresma y curan el pecado: la oración, la caridad y el ayuno, que hace que las personas ser más sensibles y misericordiosas.
FRANCISCO
'Es una invitación a la sencillez y al compartir: Quitarnos algo de nuestra mesa y dar nuestros bienes para encontrar el verdadero bien de la libertadâ?.
Pero el Papa pidió que esto no solo se exprese de forma externa sino que sea una actitud profundamente interior.
FRANCISCO
'Que la Cuaresma sea un tiempo beneficioso de 'podaâ? de la falsedad, de la mundanidad, de la indiferencia: para no pensar que todo va bien si yo estoy bien: para entender que lo que cuenta no es la aprobación, la búsqueda del éxito o el consenso sino la limpieza del corazónâ?.
Después de la homilía, el cardenal Angelo Comastri impuso al Papa las cenizas, un gesto que invita a la conversión y a la penitencia.
Unos 700 Misioneros de la Misericordia estuvieron presentes en la ceremonia. Ahora irán por todo el mundo ayudando al Papa a extender la misericordia de Dios.
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