En el Centro Cultural Padre Félix Varela se respiraba una gran expectación ante la visita de primer Papa que podría comunicarse en su mismo idioma.
Allí Francisco escuchó el testimonio de un muchacho que le explicó cómo era la vida para los jóvenes en Cuba. Le dijo que en ocasiones, mantener la fe no era fácil y que la vida agitada que mantienen hasta les hace perder la alegría de vivir.
LEONARDO
'Hoy no solo queremos presentarle nuestros sueños, sino queremos pedirle su oración por nuestras familias cubanas, por nuestros amigos y conocidos que están en nuestro país o que han emigrado'.
Lo primero que hizo Francisco fue admitir que estaba un poco cansado por el largo día de trabajo, aunque desde el punto de vista mental no lo parecía. Porque de nuevo volvió a dejar su discurso preparado para hablar a los jóvenes con pasión sobre la importancia de soñar.
FRANCISCO
'Una palabra que cayó fuerte: soñar. Un escritor latinoamericano decía que las personas tenemos dos ojos: uno de carne y otro de vidrio. Con el ojo de carne vemos lo que miramos. Con el ojo de vidrio vemos lo que soñamos. Esta lindo, eh?'.
Aunque en La Habana llovía ligeramente el Papa no quiso utilizar paraguas. Continuó hablando y animó a los jóvenes a ser ambiciosos diciendo que, aunque parezca difícil, sí que pueden cambiar el mundo.
FRANCISCO
'íbrete, ábrete y sueña. Sueña que el mundo con vos puede ser distinto. Sueña que si pones lo mejor de vos vas a ayudar a que este mundo sea distinto. No se olviden'.
Llegada la hora de terminar les hizo la clásica petición: que rezaran por él, no creyentes incluidos, a su manera.
FRANCISCO
'Bueno, me despido deseándoles lo mejor. Deseándoles todo esto que les dije, se lo deseo. Voy a rezar por ustedes. Y les pido que recen por mí. Y si alguno de ustedes no es creyente y no puede rezar, porque no es creyente, que al menos me desee cosas buenas'.
El encuentro con jóvenes marcó el final del primer día completo de Francisco en Cuba. Al día le esperaba la visita a Holguín.