Desde marzo de 2014 más de 5.000 personas han contraído el ébola en Liberia. La mitad de ellas han perdido la vida. Monseñor Robert Vitillo visitó este país y pudo ver con sus propios ojos las consecuencias que el ébola produce en personas contagiadas y sanas.
MONS. ROBERT J. VITILLO
Consejero de Salud, Caritas Internationalis
'Me quedé en una residencia católica y todos los días alguna persona que trabajaba allí te decía: 'Mi hermana murió anoche, mi tía murió ayer, también mi tío...â?. Todas estas pérdidas generan un trauma psicológico enormeâ?.
El miedo al contagio domina este país de 4 millones de personas. La gente, contagiada o no, teme cualquier contacto físico. También se ha disparado la discriminación y estigmatización hacia los que lo padecen o se han curado.
MONS. ROBERT J. VITILLO
Consejero de Salud, Caritas Internationalis
'Un sacerdote me dijo que iba a visitar a enfermos de ébola sin tocarles, guardando la distancia. Aun así, las personas de su parroquia le pidieron que dejara de hacerlo porque tenían miedo de que se contagiara él y después les contagiara a ellosâ?.
El ébola también golpea de forma fuerte la economía de países que de por sí carecen de recursos. Organizaciones como la ONU y Caritas Internationalis también deben hacer frente a las consecuencias económicas de la epidemia.
MONS. ROBERT J. VITILLO
Consejero de Salud, Caritas Internationalis
'Todos los colegios están cerrados y muchos hospitales y clínicas también. Los funcionarios del gobierno que no son esenciales ya no trabajan más, así que tampoco reciben ningún sueldo. No tienen dinero suficiente para comprar comida para sus familias ni para ayudarles a sobrevivirâ?.
La Iglesia católica responde de 18 centros de salud en el país. Monseñor Vitillo piensa que se debe reforzar la labor de educación y prevención en Liberia, Sierra Leona y Ghana. También recuerda a la comunidad internacional que cuanto más ayude a estos países a vencer la epidemia, más seguros estarán de no contraerla.
PM
AA/Unifeed
JM
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