El Estado más pequeño del mundo se mantiene con donativos de católicos y de conferencias episcopales. En torno al 29 de junio, diócesis de todo el mundo convocan la colecta del 'í?bolo de San Pedroâ?, una ayuda económica para obras de caridad del Papa y para la financiación de la Santa Sede.
Sus últimos datos publicados reflejan las consecuencias de la crisis: en el año 2012 el óbolo recibió 66 millones de dólares, tres millones y medio menos que el año anterior.
Sin embargo, las reformas económicas de Francisco están en marcha y la economía de la Santa Sede tiene salud suficiente para garantizar su independencia. Por ejemplo, fuentes vaticanas confirman la solidez absoluta del fondo de pensiones de sus antiguos empleados, a diferencia de los problemas que sufren muchos otros países en este campo.
La reforma económica del Vaticano va de la mano de la reforma de la Curia. Para agilizar sus organismos la consigna es transparencia, eficacia y ahorro.
El Consejo de 8 cardenales seguirá trabajando en su próxima reunión del 1 al 4 de julio para diseñar una curia más eficiente, con menos departamentos, que permita colaborar mejor con las diócesis y asegure un contacto más directo con el Papa.
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