Estas sonrisas han sido provocadas por “Jóvenes por la paz”, un movimiento comprometido para mejorar la vida de las personas de toda condición y clase social.
Una de sus iniciativas de mayor éxito ha sido “Escuelas de paz”, dirigido a niños pobres. El proyecto está sostenido por la Comunidad de San Egidio, una de las instituciones católicas más activas en la promoción de la paz.
ALESSANDRO IANNAMORELLI
“Jóvenes por la paz”
“Esta iniciativa comprometida con los más pobres nace gracias a la Comunidad de San Egidio. Trata de llevar esperanza a los niños que se ven en nuestra ciudad. Les ofrecemos actividades gratuitas en las periferias no solo de Italia sino de todo el mundo”.
Los voluntarios aseguran que en los niños que participan en estas actividades se producen cambios monumentales a mejor. Dicen que la clave está en pasar mucho tiempo con ellos y en que se den cuenta de que hay alguien que les quiere.
ALESSANDRO IANNAMORELLI
“Jóvenes por la paz”
“La educación es como un árbol. Hay que trabajar con paciencia para que lleguen los frutos y en la escuela de la paz lo vemos. Porque los niños que viven en contextos violentos aprenden aquí las reglas para convivir. Por ejemplo, cuando jugamos al fútbol y hay uno que recibe una falta no reacciona mal. Esto puede parecer un detalle insignificante pero en realidad es muy importante”.
Aunque si hay algo que caracteriza a este movimiento es que no solo se dedica a los más jóvenes. También a los ancianos.
ALESSANDRO IANNAMORELLI
“Jóvenes por la paz”
“Estamos en más de 60 países y no nos olvidamos de los ancianos porque son también el futuro. Creemos que también es justo ir a visitarlos porque uno de los grandes problemas de los ancianos es la soledad”.
Este movimiento de gente joven y sus escuelas de paz son el vivo ejemplo de lo que está pidiendo el Papa Francisco: ir a las periferias y animar a los jóvenes a soñar y a aprender de la sabiduría de sus ancianos.
