Así recibieron al Papa en su primera gran ceremonia en Bulgaria, una misa dominical. Francisco saludó a su paso a los miles de peregrinos. Estaban en la plaza Knyaz Alexander I, en Sofía.
En su homilía el Papa recordó que los apóstoles fueron tentados a retomar la vida que llevaban antes de la resurrección. Luego, el Papa pidió a los católicos que vivan como discípulos, recordando tres cosas: Dios llama, sorprende y ama.
FRANCISCO
“Hermanos y hermanas, el Señor no se cansa de llamar. Es la fuerza del Amor que ha vencido todo pronóstico y sabe comenzar de nuevo. En Jesús, Dios busca dar siempre una posibilidad. Lo hace así también con nosotros: nos llama cada día a revivir nuestra historia de amor con Él, a volver a fundarnos en la novedad, que es Él mismo. Todas las mañanas, nos busca allí donde estamos”.
El Papa dijo a menudo, el peso del sufrimiento, la decepción y la traición bloquean el corazón de los discípulos. Sin embargo, Dios no espera situaciones ni estados de ánimo ideales, ni que los cristianos sean personas sin problemas, desilusiones, pecados o limitaciones.
FRANCISCO
“No tengas miedo, por tanto: el Señor ama tu vida, incluso cuando tienes miedo de mirarla y vivirla. No tengáis miedo de ser los santos que esta tierra necesita, una santidad que no os quitará fuerza, vida o alegría; sino más bien todo lo contrario, porque vosotros y los hijos de esta tierra llegareis a ser lo que el Padre soñó cuando os creó. Llamados, sorprendidos y enviados por amor”.
El Papa también recordó su reciente documento “Christus vivit”. Dijo que los cristianos están llamados a dar testimonio del amor de Cristo, que inspira y lleva a cada persona a servir a los pobres, a ser caritativos y a resistir el consumismo y el individualismo superficial.
Al final de la Misa, el obispo greco-católico búlgaro de Sofía regaló al Papa una imagen de la Virgen María. También el Papa les regaló un cáliz como recuerdo de su visita.