El Papa celebró la Misa de Pentecostés en la plaza de San Pedro. Durante su homilía explicó que dos son las consecuencias de la llegada del Espíritu Santo en la Iglesia: paz y unidad.
FRANCISCO
“Es una paz que hace que el corazón sea como la profundidad del mar, que es siempre tranquila, también cuando en la superficie se agitan las olas”.
El Papa alertó del peligro de no respetar la diversidad en la Iglesia. Dijo que precisamente el Espíritu Santo mantiene la unidad en medio de las diferencias.
FRANCISCO
“Siempre tenemos la tentación de construir “nidos”: de juntarse en torno al propio grupo, a las propias preferencias, al igual con el igual, alérgicos a cualquier contaminación. Y del nido a la secta el paso es breve, también dentro de la Iglesia”.
Francisco reflexionó sobre una última idea: la necesidad de que los cristianos sean personas que concilian y que no ceden a la tentación del insulto.
FRANCISCO
“Podemos decir que vivimos en una cultura del insulto, que se usa como la primera respuesta a una opinión que no se comparte. Quien vive según el Espíritu, en cambio, lleva paz donde hay discordia”.
En total, unas 25.000 personas estuvieron presentes en la Misa que pone punto final al período de Pascua en la Iglesia católica.
Al terminar Francisco saludó a los cardenales que participaron en la ceremonia.