No podía ser de otra forma: los más necesitados fueron los protagonistas de la primera Jornada Mundial de los Pobres.
Vinieron miles y llenaron la basílica de San Pedro. Varios de ellos encabezaron la procesión con la que comenzó la ceremonia...
También personas sin techo leyeron las lecturas del día.
Durante su homilía Francisco lanzó una advertencia.
Desde la basílica de San Pedro y ante 4.000 necesitados dijo que está en auge el pecado de omisión. Es el pecado de los que piensan que basta con no hacer cosas malas para estar en regla.
FRANCISCO
“También nosotros pensamos que no hemos hecho nada malo y por eso nos acontentamos, presumimos de ser buenos y justos”.
Dijo que se equivocan quienes piensan que Dios es un juez que solo mira si se ha pecado o no porque Dios es padre.
FRANCISCO
“No hacer nada malo no basta. Porque Dios no es un controlador que busca a quien no ha pagado el billete. Es un Padre que busca hijos a quienes confiar sus bienes y proyectos. Y es triste cuando el Padre del amor no recibe una respuesta generosa de amor de los hijos, que se limitan a respetar las reglas, a cumplir los mandamientos, como asalariados en la casa del Padre”.
El Papa recordó que son los más pobres quienes pagan las omisiones y la indiferencia. Pidió valentía para salir de una mentalidad egocéntrica centrada solo en el propio bienestar.
Tras la homilía los sin techo volvieron a tomar protagonismo durante la misa. Una familia necesitada fue la encargada de llevar las ofrendas.
...y Francisco bendijo el pan que más tarde se utilizó en la comida organizada para los sin techo. Se trata del mismo pan que una organización de caridad distribuye ordinariamente a los pobres.
Al terminar la Misa los pobres presentes se trasladaron a varios puntos de la Ciudad Eterna donde se les invitó a comer. Entre ellos 1.500 almorzaron en el mismo Vaticano, junto al Papa.