Los mensajes más importantes del Papa en Myanmar y Bangladés

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05/12/2017
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Ha sido uno de sus viajes del Papa diplomáticamente más delicados. Durante casi una semana en Myanmar y Bangladesh envió fuertes mensajes a líderes políticos y religiosos.

El mensaje político giró en torno a la protección de la minoría rohinyá. El cardenal de Rangún le avisó de que habría sido contraproducente pronunciar la palabra “rohinyá” en Myanmar. Por eso, el Papa la usó una sola vez y en Bangladés, pero de un modo muy fuerte. 

FRANCISCO
“Sigamos haciendo el bien con ellos, ayudándolos. Sigamos movilizándonos para que sus derechos sean reconocidos. No cerremos el corazón, no miremos hacia otra parte. La presencia de Dios también hoy se llama rohinyá”.

Francisco escuchó las historias de 16 refugiados rohinyá y les pidió perdón por la indiferencia del mundo ante su tragedia. Pidió a los países que ayuden a Bangladés, que ha recibido a un millón de personas de esta minoría que huyen desde Myanmar.

FRANCISCO
“En nombre de todos, de los que os han perseguido, de los que os han hecho daño, sobre todo, por la indiferencia del mundo, os pido perdón. Perdón. Es necesario que la comunidad internacional tome medidas eficaces en esta grave crisis”.

El Papa también pidió a los cristianos que contribuyan a superar las heridas físicas y emocionales que provoca la violencia. Myanmar salió hace seis años de varias décadas de dictadura.

FRANCISCO
“Podríamos pensar que la curación pueda venir de la rabia o de la venganza. Sin embargo, el camino de la venganza no es el camino de Jesús”.

Francisco pidió a los líderes de varias religiones que cultiven unidad y diálogo a pesar de tener credos diferentes. Habló ante el Sangha, el Consejo Supremo de monjes budistas en el país, y en su discurso citó a Buda.

FRANCISCO
“'Derrota a la rabia con el amor; derrota al malvado mediante la bondad; derrota al avaro con la generosidad; derrota al mentiroso con la verdad'”. “Que esta sabiduría siga animando todos los esfuerzos que se realizan para promover la paciencia y la comprensión, y para curar las heridas de los conflictos que a lo largo de los años han dividido a personas de distintas culturas, etnias y convicciones religiosas”.

Como conclusión, durante su vuelo de regreso a Roma, confió que había puesto como condición del viaje el encuentro con los rohinyá, y que fue muy emocionante.

FRANCISCO
“Después de haberlos escuchado uno a uno con el intérprete que hablaba su lengua, comencé a sentir algo dentro: “Yo no puedo dejarlos marchar sin decir una palabra”. Por eso pedí el micrófono. Y comencé a hablar... No recuerdo qué dije. Sé que, en un momento dado, pedí perdón. Creo que dos veces, no me acuerdo. Usted me preguntaba qué he sentido. En ese momento, yo lloraba. Lo hacía de forma que no se notase. Ellos también lloraban”.

Fue su viaje fuera de Roma número 21. Estuvo en Myanmar del 27 al 30 de noviembre, y en Bangladés del 30 de noviembre al 2 de diciembre. Y parece que su mensaje llegó tanto a líderes políticos y religiosos, como a personas de la calle. 

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