La última etapa del viaje de Francisco en Chile fue Iquique, al norte del país. Una ciudad costera, de pescadores, pero también tierra de inmigrantes.
Allí celebró una Misa en la que invitó a imitar el ejemplo de la Virgen María en las bodas de Caná. Ella estuvo atenta a las necesidades de los demás. Francisco dijo que la alegría cristiana viene de la generosidad.
FRANCISCO
“Porque sabemos bien que no hay alegría cristiana cuando se cierran puertas; no hay alegría cristiana cuando se les hace sentir a los demás que sobran o que entre nosotros no tienen lugar. Como María en Caná, busquemos aprender a estar atentos en nuestras plazas y poblados, y reconocer a aquellos que tienen la vida «aguada»; que han perdido —o les han robado— las razones para celebrar”.
El Papa dijo que esa es la actitud que se necesita para afrontar los problemas del mundo de hoy, como las migraciones o el trabajo precario.
FRANCISCO
'Estemos atentos frente a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares. Estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes porque no conocen el idioma o no tienen los papeles en «regla». Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tantas familias. Y como María digamos con fe: no tienen vino”.
Esta fue la última etapa del Papa en Chile, aunque por desgracia también hubo algunos accidentes. Una policía cayó de su caballo cuando Francisco se despedía de la ciudad en el papamóvil. El mismo Papa paró el vehículo para bajar a ayudarla.
