“La bomba atómica de Hiroshima mató a mi abuelo y a una de mis tías”, explica sacerdote japonés

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20/11/2019
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Es quizá una de las imágenes que más han impactado al Papa Francisco. La tomó el fotógrafo Joseph O'Donnell en 1945 y muestra a un niño que carga a sus espaldas con su hermano muerto tras la bomba atómica que Estados Unidos lanzó en la ciudad japonesa de Nagasaki. 

El Papa quiso explicar por qué esta foto le conmueve tanto. Lo hizo cuando viajaba a Chile en 2018.

FRANCISCO
“Esperan el turno en el crematorio, en Nagasaki, el día después de la bomba. Me conmoví cuando la vi. Y me atreví sólo a escribir “El fruto de la guerra”. Quise que se imprimiera para distribuirla porque una imagen así conmueve más que mil palabras. Y esto he querido compartir con ustedes”.

El viaje de Francisco a Japón estará muy marcado por su firme posición en contra del armamento nuclear.  

De las consecuencias de lo que estas armas producen sabe muy bien el padre Kajiyama.

P. YOSHIO KAJIYAMA
Director del Jesuit Social Center de Tokio
“No conocí ni a mi abuelo ni a uno de mis tíos. Hiroshima es mi ciudad y es donde la bomba atómica mató a parte de mi familia”.

Por eso, este jesuita japonés espera que el mensaje que el Papa Francisco lance al mundo desde el país del Sol Naciente sea contundente.

P. YOSHIO KAJIYAMA
Director del Jesuit Social Center de Tokio
“Me gustaría dar la bienvenida al Papa como peregrino de la paz y de la reconciliación. Y me gustaría que hablase de estos asuntos para el continente asiático así como de la abolición de las armas nucleares”.

Antes que Francisco, otro jesuita dedicó su vida a advertir a la Humanidad de los peligros del armamento nuclear. Uno al que le tocó vivir en primera persona el bombardeo, el padre Arrupe quien años después fuera Padre General de la Compañía.

P. YOSHIO KAJIYAMA
Director del Jesuit Social Center de Tokio
“Era maestro de novicios cuando se lanzó la bomba en Hirosima. El padre Arrupe supo cómo las armas nucleares destruyen vidas huamanas y a la entera civilización”.

P. PASCUAL CEBOLLADA S.J
Postulador General Jesuitas
“Lleva a cabo incluso algunas operaciones médicas con los medios que tenía a mano. Todo esto para él es una experiencia muy importante, muy impresionante, lo que significa el dolor de la humanidad, el sufrimiento de la humanidad y que luego como superior general de los jesuitas lo llevará acabo de sus decisiones.”

El proceso de beatificación del padre Arrupe se abrió a principios de 2019. En la documentación se detalla, entre otras cosas, cómo actuó cuando se produjo el desastre.

Lo relata él mismo en su libro ‘Yo viví la bomba atómica’. Allí Arrupe escribe que la mayoría de la gente no sabía ni poner nombre a la bomba que había generado tanta destrucción. El jesuita, que estudió medicina, aun a riesgo de su propia vida y de la de sus novicios, improvisó un hospital en la casa del noviciado donde atendieron a más de 150 heridos. 

Más de 70.000 personas murieron el día de la bomba en Hiroshima. Otras 200.000 sufrieron terribles heridas. A finales de 1945, la cifra de muertos había superado las 160.000 personas.

Ángeles Conde/Rachel Dobrzynski

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