El Papa llegó en un Lexus al estadio nacional de Bangkok. Allí, miles de personas le recibieron con entusiasmo, agitando banderas del Vaticano y Tailandia y gritando '¡Viva el papa!'.
Francisco recorrió el estadio en papamóvil durante mucho tiempo, para saludar a quienes iban a asistir a su primera misa en Tailandia.
Como no había sitio para todos, el Papa entró también en pequeño estadio cercano desde el que muchos iban a seguir la Misa.
Luego, mientras el Papa se revestía para la ceremonia, todos cantaron el himno nacional.
Durante la procesión de inicio de la Misa, cantaron otro himno, el del Jubileo de la Misericordia de 2016.
La Misa recordó el 350 aniversario de la primera diócesis católica en el Reino de Siam, la actual Tailandia. Como mencionó Francisco en su homilía, el cristianismo en este país es misionero.
Luego interrogó a los asistentes sobre quién está incluido en la “familia” cristiana. Dijo que los misioneros que vinieron a esta tierra en el siglo XVI buscaron formar una familia que fuera más allá de los vínculos de sangre, cultura y raza.
FRANCISCO
“Sin ese encuentro, al cristianismo le hubiese faltado vuestro rostro; le hubiesen faltado los cantos, los bailes, que configuran la sonrisa thai tan particular de estas tierras. Así vislumbraron mejor el designio amoroso del Padre, que es mucho más grande que todos nuestros cálculos y previsiones”.
El Papa dijo que el amor de Dios se extiende a todos, incluso a aquellos olvidados o marginados por la sociedad.
FRANCISCO
“Pienso especialmente en esos niños, niñas y mujeres, expuestos a la prostitución y a la trata, desfigurados en su dignidad más auténtica; en esos jóvenes esclavos de la droga y el sin sentido que termina por nublar su mirada y cauterizar sus sueños; pienso en los migrantes despojados de su hogar y familias, así como tantos otros que, como ellos, pueden sentirse olvidados, huérfanos, abandonados”.
Invitó a los cristianos a incluir a todas estas personas como parte de su familia, abriéndoles las puertas a través de la misericordia de Dios.
Antes de concluir, el presidente de los obispos, el cardenal Francis-Xavier Kovithavanij dio las gracias al Papa por su viaje.
Como despedida, 800 bailarinas hicieron una tradicional y elegante coreografía para el Papa Francisco. Representaban varios aspectos de su cultura y de su vida.
Bailaron cinco danzas diferentes. Primero, una con sombrillas azules y rosas; luego con este dragón verde y dorado. El tercero fue un baile con grandes platos; y el cuarto, con sombreros dorados. La danza final las incluyó a todas.
Se despidieron del Papa también con música, con la melodía “Let Love Be the Bridge”, “Que el Amor sea un Puente”. Y lo saludaron moviendo las luces de sus móviles, para iluminar el estadio.
Melissa Butz
Traducción: Javier Martínez-Brocal
