En su homilía en Casa Santa Marta el Papa explicó porqué se debería pedir perdón de los propios pecados y permitir ser consolados por Dios.
FRANCISCO
Padre, que tengo tantos pecados, tantos errores que he cometido en mi vida. Pues, déjate consolar. ¿Y, quién me consuela?. El Señor. ¿Y a dónde debo ir?. A pedir perdón. Ve, ve, sé valiente. Abre la puerta y Él te acariciará. Se acercará con la ternura de un padre, de un hermano: Así como un pastor apacienta el rebaño y con su brazo lo reúne, lleva a los pequeños corderos sobre el pecho y conduce con dulzura a las ovejas que han dado a luz, así también el Señor nos consuela.
El Papa explica que Dios es el Buen Pastor. Dice que su consuelo es la gracia del perdón.
EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Vatican News)
El Señor conduce, el Señor guía a su pueblo, el Señor corrige; además, yo diría también: el Señor castiga con ternura. La ternura de Dios, las caricias de Dios. No es una actitud didáctica o diplomática de Dios: viene a Él desde dentro, es la alegría que tiene cuando se acerca un pecador. Y la alegría lo hace tierno.
Cuántas veces nos lamentamos, nos quejamos y pensamos que nuestros pecados, nuestros límites, no pueden ser perdonados. Allí se oye la voz del Señor que dice: “Yo te consuelo, estoy cerca de ti”, y nos toma con ternura. El Dios poderoso que creó los cielos y la tierra, el Dios-héroe, por decirlo así, nuestro hermano, que se dejó llevar a la cruz para morir por nosotros, es capaz de acariciarnos y decirnos: “No llores”.
“Padre, que tengo tantos pecados, tantos errores que he cometido en mi vida” – “Pero, ¡déjate consolar!” – “¿Y, quién me consuela?” – “El Señor” – “¿Y adónde debo ir?” – “A pedir perdón: ¡va, va! Sé valiente. Abre la puerta. Y Él te acariciará. Se acercará con la ternura de un padre, de un hermano: ‘Así como un pastor apacienta el rebaño y con su brazo lo reúne, lleva a los pequeños corderos sobre el pecho y conduce con dulzura a las ovejas que han dado a luz’, así también el Señor nos consuela a nosotros”.