El Papa reza por los presos en medio de la crisis por el coronavirus

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11/03/2020
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Francisco continúa celebrando su Misa diaria en la intimidad de Santa Marta por los enfermos de coronavirus, los médicos y enfermeras. Durante este miércoles, en medio de las recientes revueltas en algunas cárceles italianas, rezó por los presos.

FRANCISCO
En modo especial rezamos por los presos, por nuestros hermanos y hermanas recluidos en las cárceles, ellos están sufriendo y tenemos que estar cerca de ellos a través de la oración. Para que el Señor los ayude y les dé consuelo en este momento difícil.

En su homilía explicó que detrás de la violencia y persecución a un cristiano está la soberbia del diablo.

FRANCISCO
El diablo tiene dos estilos: la seducción, con las promesas del mundo, como quiso hacer con Jesús en el desierto, para seducirlo, y con la seducción para hacerle cambiar el plan de la redención, y si eso no funciona, aplica la violencia. El diablo no tiene términos medios. Su soberbia es tan grande que trata de destruir, y destruir disfrutando de la destrucción con violencia.

Pidió recordar el ejemplo de tantos cristianos que, además de sufrir persecución, fueron sometidos a humillaciones hasta la muerte.

Durante estos días, el Papa celebra la Misa sin peregrinos y con la presencia de sus colaboradores más cercanos. La ceremonia se retransmite en directo por Internet, debido a las medidas por el coronavirus.

TEXTO DE LA HOMILÍA EN ESPAÑOL
Fuente: Vatican News

La primera lectura, un pasaje del profeta Jeremías, es en realidad una profecía sobre la Pasión del Señor. Es el sufrimiento del profeta pero hay una profecía sobre Jesús. El mismo Jesús en el Evangelio nos habla de esto:

'He aquí que subimos a Jerusalén y el Hijo del Hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte, lo entregarán a los gentiles para que sea burlado, azotado, crucificado'.

No es sólo una sentencia de muerte: hay más, dijo el Papa en su homilía. Hay humillación, hay encarnizamiento. Y cuando hay obstinación en la persecución de un cristiano, de una persona, está el diablo. El demonio tiene dos estilos: la seducción, con las promesas del mundo, como quiso hacer con Jesús en el desierto, para seducirlo, y con la seducción hacerle cambiar el plan de redención, y si eso no funciona, la alevosía. El diablo no es contundente. Su soberbia, señaló el Santo Padre, es tan grande que intenta destruir, y destruye con saña.

El Papa Francisco recordó las persecuciones de tantos santos, de tantos cristianos que no sólo los matan, sino que incluso los hacen sufrir y tratan por todos los medios de humillarlos, hasta el final.

“El diablo es feroz, para destruir. Pensemos en el Apocalipsis: quiere tragarse el hijo de la mujer, que está a punto de nacer. Los dos ladrones que fueron crucificados con Jesús fueron condenados, crucificados y dejados a morir en paz. Nadie los insultó: no importaba. El insulto fue sólo para Jesús, contra Jesús. Jesús dice a los apóstoles que será condenado a muerte, pero será burlado, azotado, crucificado... Se burlan de él”.

Francisco recordó en su homilía que la vanidad, el espíritu mundano es precisamente el camino que el diablo ofrece para alejarse de la Cruz de Cristo. La propia realización, el profesionalismo o la carrera profesional, el éxito mundano: todos son caminos no cristianos, todos son caminos para cubrir la Cruz de Jesús.

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