La plaza de San Pedro sigue cerrada y las calles de Roma desiertas. Por eso, también el Papa rezó el ángelus sin salir del Vaticano.
Primero dio las gracias a los sacerdotes que han encontrado modos de seguir atendiendo a las personas. En especial, los de la región de Lombardía, la zona más afectada en Italia.
FRANCISCO
“Quiero dar las gracias también a todos los sacerdotes, la creatividad de los sacerdotes. Me han llegado muchas noticias de Lombardía, de esta creatividad. Es cierto. Lombardía ha sido duramente golpeada. Hay sacerdotes que han ideado mil modos de permanecer cerca del pueblo, para que no se sienta abandonado”.
En su breve discurso, el Papa reflexionó sobre el encuentro de Jesús con la mujer samaritana junto a un pozo. Dijo que sólo Dios puede saciar la sed que hay en cada corazón humano.
FRANCISCO
“Si nuestra búsqueda y nuestra sed se sacian plenamente en Cristo, mostraremos que la salvación no se encuentra en 'cosas' de este mundo, que al final producen sed, sino en Aquel que nos ha amado y nos ama siempre, en Jesús, nuestro Salvador, en el agua viva que nos ofrece”.
Luego habló de la necesidad de redescubrir la comunión de la Iglesia, especialmente en este tiempo de cuarentena y auto-aislamiento.
FRANCISCO
“Unidos con Cristo, nunca estamos solos, sino que formamos un solo cuerpo del cual Él es la cabeza. Es una unión que se alimenta con la oración y también con la comunión espiritual con la Eucaristía, una práctica muy aconsejada para quienes no pueden recibir el Sacramento”.
Para eso el Papa retransmite en directo su misa cada día. Antes de concluir, el Papa dijo que reza por los enfermos y quienes los cuidan.
Antes de regresar a casa, salió simbólicamente a su ventana para bendecir al mundo, a través de las calles desiertas de Roma.