Durante su homilía en Santa Marta, el Papa ha pedido a los cristianos que se pregunten si son como “murciélagos” que, a fuerza de acostumbrarse a la tiniebla del pecado, no consiguen ver las cosas a la luz de Dios.
FRANCISCO
También nosotros, cuando estamos en pecado, estamos así: no toleramos la luz. Es más cómodo para nosotros vivir en la oscuridad; la luz nos abofetea, nos hace ver lo que no queremos ver. Pero lo peor es que los ojos, los ojos del alma, de tanto vivir en la oscuridad se acostumbran hasta el punto de que terminan ignorando lo que es la luz.
Francisco invitó a preguntarse cada día si permitimos que nos ilumine el amor de Dios, o si preferimos caminar en la oscuridad que trae el señor de las tinieblas.