Primero prepararon los accesos externos, en la plaza de San Pedro. Luego, llegó el turno a la basílica.
ANDREA ARCANGELI
Vicedirector, Sanidad e Higiene del Vaticano
“Hemos hecho una limpieza básica con detergentes. Después, hemos nebulizado otras sustancias sobre las superficies para reducir las bacterias y virus. Obviamente, es imposible eliminarlos todos, eso sería esterilizar, como si estuviéramos en un quirófano. Lo importante es reducir mucho el peso viral”.
Desde las pilas de agua bendita hasta los pasamanos, cada superficie fue limpiada, rociada y frotada por empleados completamente cubiertos.
ANDREA ARCANGELI
Vicedirector, Sanidad e Higiene del Vaticano
“Ya antes de la crisis limpiábamos todos los días, especialmente las zonas más concurridas. Lo importante es contar con suficientes personas que sepan usar estos productos de limpieza en estas superficies. Afortunadamente, las tenemos”.
Los productos a base de cloro son fundamentales, ya que el 18 de mayo muchos regresarán a la basílica. La idea es garantizar la seguridad de los peregrinos cuando entren en el Vaticano.
Melissa Butz