Parece que el micrófono no funcionaba correctamente así que el Papa se encargó de comprobar que su voz se escuchara en la plaza...
“Buongiorno”.
Tras estos pequeños problemas iniciales, Francisco ofreció su pequeña catequesis previa al rezo del Ángelus. Invitó a no tener miedo de confiarse plenamente en las manos de Dios.
FRANCISCO
“Cuando sintamos fuertes dudas y el miedo parezca que nos hunda, en los momentos difíciles de la vida, donde todo se vuelve oscuro, no tengamos vergüenza de gritar como Pedro, “¡Señor, sálvame!”. Llamad al corazón de Dios, al corazón de Jesús: “¡Señor, sálvame!”. Es una bella oración”.
Tras rezar el Ángelus, Francisco volvió a hacer un repaso por las tragedias que afligen al mundo, las pasadas y las presentes. En primer lugar, recordó que un 9 de agosto de 1945 se lanzó la segunda bomba atómica, la de Nagasaki. En noviembre del año pasado Francisco visitó la zona cero de ese fatal acontecimiento.
FRANCISCO
“Recuerdo con emoción y gratitud la visita a aquellos lugares que hice el año pasado. Renuevo la invitación a rezar y a comprometerse por un mundo totalmente libre de armas nucleares”.
En cuanto a las tragedias presentes, el Papa dejó claro que no se olvida del Líbano.
FRANCISCO
“Renuevo el llamamiento por una generosa ayuda de parte de la Comunidad Internacional. Y por favor, pido a los obispos, a los religiosos y a los sacerdotes del Líbano que sean cercanos al pueblo y que vivan con un estilo de vida marcado por la pobreza evangélica sin lujos, porque vuestro pueblo sufre y sufre mucho”.
Francisco ha mandado ya al país de los Cedros una primera donación de 250.000 euros para ayudar a todos los damnificados por las explosiones que han destruido parcialmente la ciudad de Beirut.