La cuestión sobre el uso de vacunas suele estar en el centro de debates en la opinión pública. Especialmente en los últimos meses en los que varios laboratorios han desarrollado vacunas contra el covid.
Algunos científicos plantearon reparos sobre la moralidad de estas vacunas, pues en algunos casos se han utilizado tejidos procedente de fetos abortados para comprobar su eficacia.
HELEN WATT
Anscombe Bioethics Centre
“Algunos métodos no utilizan células o las toman de animales o plantas. Por desgracia algunos métodos usan líneas celulares provenientes de tejidos originales de bebés abortados. Estas líneas celulares han circulado por décadas en laboratorios alrededor del mundo. Esta situación crea dudas de conciencia”.
El Vaticano, con la autorización del Papa, ha respondido que en este caso la cooperación al aborto es “remota y pasiva”, y que si no hay otra vacuna disponible, pueden usarse.
En este documento de diciembre, los obispos de EE.UU. explican que las vacunas de Moderna y de Pfizer no plantean problemas éticos. Pero sí consideraban problemático el proceso de la producción de la vacuna de AstraZeneca.
Los obispos de EE.UU. también decían que esa vacuna de AstraZeneca puede usarse si no hay alternativas.
El Vaticano añade que en ningún caso se legitima el aborto, y que “se presupone la oposición a esta práctica por parte de quienes recurren a estas vacunas”.
Por eso pide a compañías farmacéuticas y gobiernos, que produzcan, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia, ni al personal sanitario ni a los propios vacunados.
El Vaticano dice que la vacunación debe ser voluntaria, aunque la aconseja. Recuerda que moralmente no se trata sólo de “proteger la propia salud, sino también del deber de perseguir el bien común”.
Daniel Díaz Vizzi