El año 2020 fue el año de la emergencia sanitaria. Marcó por completo la agenda mundial y la del Vaticano no fue una excepción.
Sin embargo la respuesta de Francisco no pasó inadvertida. La bendición Urbi et Orbi que realizó el 27 de marzo en una plaza de San Pedro vacía fue una de las imágenes que impactó al mundo.
El Papa adaptó las catequesis de los miércoles para reflexionar sobre la crisis y lo que se puede aprender de ella. La pandemia no le impidió realizar eventos como el acto interreligioso por la paz en Roma e incluso fue el marco que le ayudó en el desarrollo de otra encíclica, como fue el caso de Fratelli Tutti.
El año 2020, por tanto, fue un año de crisis pero también un año de profundas enseñanzas que desvelaron el pensamiento del pontífice venido de Argentina.
Javier Romero