El Papa participó en la basílica de San Pedro en la tradicional misa del “Miércoles de ceniza”. Aunque cojeaba un poco, la celebró con total normalidad.
La ceremonia incluyó el rito de imposición de las cenizas.
Recuerda hombre que eres polvo, y al polvo volverás.
El encargado de imponerle las cenizas fue el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de la basílica de San Pedro.
Luego el Papa las impuso uno a uno a los cardenales que viven en Roma.
FRANCISCO
La cuaresma no es una suma de sacrificios sino discernir hacia dónde está orientado el corazón. Este es el centro de la cuaresma: qué guía a mi corazón.
El Papa sugirió preguntarse si el piloto automático del corazón nos mueve a amar a Dios o a amar nuestros propios egoísmos, como por ejemplo recuerdos malsanos que paralizan, el miedo o la queja victimista.
Recordó que para regresar a Dios no hay que hacer méritos sino dejarse curar por el Señor. Un itinerario que comienza con la confesión.
FRANCISCO
El inicio del regreso a Dios es reconocerse necesitado de Él, necesitado de misericordia, necesitado de su gracia. Este es el camino correcto, el camino de la humildad. ¿Me siento necesitado o me siento autosuficiente?.
Tradicionalmente el Papa celebra la misa del Miércoles de ceniza en la basílica de Santa Sabina, en el monte Aventino de Roma. Pero este año la pandemia lo ha impedido.
Por eso, para evitar aglomeraciones además de los 32 cardenales, asistieron sólo un centenar de peregrinos. Así de alguna forma la ceremonia ha sido mucho más familiar que otros años.
JMB