Las 10.000 personas que participaron en la misa de Francisco en el estadio Franso Hariri lo recibieron llenos de entusiasmo. Este fue el último acto del Papa en Irak.
Erbil es una ciuad doblemente acogedora: acogió a quienes huían del ISIS y a cuantos escapaban de la guerra en Siria. Sus calles están repletas de las historias que el Papa escuchó a lo largo de todo el viaje.
Francisco es el primer líder político que puso sus manos en las heridas del pueblo de Irak y por eso ahora lo despiden llenas de agradecimiento.