El Papa recitó el Regina Coeli, que sustituye al Ángelus durante el tiempo de Pascua, en el santuario de la Divina Misericordia de Roma, y no en el Palacio Apostólico como es habitual.
Allí saludó a enfermeros, presos, refugiados y migrantes que le acompañaban.
FRANCISCO
Vosotros representáis algunas realidades en las cuales la misericordia se hace concreta, con la cercanía, el servicio, la dedicación a las personas en dificultad. Deseo que os sintáis “misericordiados” para ser vosotros misericordiosos.
Antes de marcharse, el Papa realizó un gesto que no había podido hacer desde hace tiempo: saludar uno a uno a los participantes en una ceremonia litúrgica.
Aunque muchos iban con mascarilla (01,23,39), el Papa les dio la mano y se detuvo con cada uno.
Se le veía contento de poder estar de nuevo cerca de la gente.
Javier Romero