Es el el campo de refugiados de Kara Tepe y se presentaba así en el día de la visita papal.
Francisco descendió del coche y pasó por las calles de esta ciudad de contenedores saludando a los niños y deteniéndose a escuchar a alguno de los refugiados.
-'¡Te quiero!'
En este campo viven unas 3.000 personas. La mayor parte de ellos procedentes de Afganistán.
-'¿De dónde vienes?'
-'De Afganistán'.
-'¿Afganistán?'
Algunos intentaron explicar al papa su situación para pedirle ayuda como este hombre.
-'¡Ayuda!'
O esta mujer de Irak a la que Francisco le dijo que estaba haciendo lo posible.
-'Intento ayudar'.
Luego el Papa escuchó los testimonios de algunas voluntarios y refugiados como Tango Mukalya, de la República Democrática del Congo. Llegó a Lesbos el 28 de noviembre de 2020. Tiene 30 años y tres hijos.
-'Dos de ellos están conmigo. El otro está con su madre, pero no tuvieron la posibilidad de llegar hasta aquí y no tengo noticias de ellos.'
Las palabras que el Papa dirigió desde Lesbos en su segundo viaje a la isla fueron muy duras. Hizo un llamamiento para que se deje de hablar del problema de la migración y se hable más del problema del tráfico de armas que las fomenta.
FRANCISCO
'No hablan de la explotación de los pobres, de las guerras olvidadas y a menudo abundantemente financiadas, de los acuerdos económicos realizados a costa de los pueblos, de las maniobras encubiertas para traficar con armas y hacer proliferar su comercio. ¿Por qué no hablamos de esto? Hay que abordar las causas de fondo, no los pobres que pagan las consecuencias, ¡incluso siendo utilizados para la propaganda política!'
De hecho el Papa también criticó con dureza nacionalismos. Dijo que el futuro no será sereno si se levantan muros. Será sereno si se aprende a integrar.
FRANCISCO
'Cerrarse y los nacionalismos – la historia lo enseña – llevan a consecuencias desastrosas. Es triste escuchar que se propone como solución el empleo de fondos comunitarios para construir muros o alambradas de espino. Estamos en la época de los muros y de las alambradas de espino'.
Francisco pidió a la comunidad internacional que busquen soluciones coordinadas porque problemas globales como la pandemia o las migraciones exigen respuestas globales.
FRANCISCO
'El Mediterráneo, que durante milenios ha unido a pueblos distintos y tierras distantes, se está convirtiendo en un frío cementerio sin lápidas. Este gran espacio de agua, cuna de muchas civilizaciones, parece ahora un espejo de muerte. No dejemos que el 'mare nostrum' se transforme en un desolador 'mare mortuum''.
El campo de refugiados que visitó el Papa no fue el mismo que el de 2016. Aquel fue pasto de las llamas. Un incendio lo arrasó en 2020. Vivían hacinadas allí unas 20.000 personas, cuando el espacio era para 3.000.
En la nueva estructura la situación es menos dramática pero los refugiados siguen viviendo en condiciones infrahumanas. Apenas pueden salir de allí y apenas tienen acceso a bienes básicos. Algunos todavía tienen ropas estivas, insuficientes para afrontar el invierno.
JRB
