Ya fuera del hospital, el papa está siguiendo lo que le pautaron sus médicos: reposo y dos meses de convalecencia. Dentro del Vaticano, su casa está equipada con lo necesario para que pueda seguir las terapias que, además, están dando resultados positivos.
Si algo llegó a preocupar solo dos días antes de que al pontífice le diesen el alta, fueron estas declaraciones del prefecto de la Doctrina de la Fe: Francisco había perdido la voz.
CARD. VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
Prefecto, Dicasterio Doctrina de la Fe
Ahora el papa está físicamente muy bien, casi como antes de la enfermedad, solo que ahora debe aprender a hablar de nuevo en el sentido de que tiene poca fuerza en la voz como se pudo escuchar el otro día.
Unas palabras que se hicieron realidad. En su saludo al salir del Gemelli, Francisco casi no tuvo fuerzas para hablar, aunque lo intentó con un par de frases breves, sin poder esconder la fatiga.
FRANCISCO
Gracias a todos. Y veo a esta señora con las flores amarillas. Es buena.
Ahora, la buena noticia que confirma el Vaticano es que el papa está mejorando en el habla, y también a nivel motor y respiratorio. Además, le han bajado las dosis de oxígeno de alto flujo.
El papa ya no usa la mascarilla que cubría nariz y boca. En su lugar, lleva puestas las cánulas nasales; las mismas con las que se le vio salir en el coche la mañana que salió del hospital.
En cuanto a su día a día, Francisco mantiene la rutina que seguía en el Gemelli: oración, reposo y fisioterapia. Pero también está trabajando, aunque de forma más restringida y sin hacer mucho esfuerzo, como le aconsejaron los médicos.
En su primera semana fuera del hospital, no recibió ninguna visita particular. Ni siquiera fue a verlo el número dos de la Santa Sede, el cardenal Parolin, quien sí que estuvo un par de veces en el Gemelli para despachar diversos asuntos.
Aunque esto no quiere decir que Francisco no siga gobernando la Iglesia desde su casa. El Vaticano confirma que el papa sigue recibiendo documentos que le hacen llegar los diversos dicasterios de la Curia; muchos de ellos requieren por norma el visto bueno del papa.
También, a Francisco se le informó sobre el terremoto en Birmania, cuya magnitud de 7,7 afectó también a países vecinos como China o Tailandia. La Oficina de la Santa Sede señaló que, al enterarse, el papa estuvo rezando por las víctimas.
Por el momento, y a pocos días de la Semana Santa, todas las miradas están puestas en qué hará el pontífice. Mientras tanto, la única información oficial del Vaticano es que habrá que esperar a ver su evolución para valorar su posible presencia y en qué condiciones.
Y aunque Francisco esté mejor, sí que se podría haber esperado el domingo una pequeña aparición desde Santa Marta, aunque fuese por videollamada, como ya ha hecho otras veces que ha estado enfermo, o como hizo en el Gemelli: un pequeño saludo y la bendición.
Lo que sí distribuyó el Vaticano fue el texto del ángelus. El papa, en primera persona, hablaba de su enfermedad. Dijo que él también estaba pasando por un tiempo de curación, tanto en el cuerpo como en el alma.
CA