La situación era estable pero nada hacía presagiar que el papa regresara tan pronto al Vaticano.
Alguno de sus colaboradores había tratado de enviar mensajes optimistas.
CARD. VÍCTOR M. FERNÁNDEZ
Prefecto, Dicasterio Doctrina de la Fe
Ahora el papa está físicamente muy bien, casi como antes de la enfermedad, solo que ahora debe aprender a hablar de nuevo en el sentido de que tiene poca fuerza en la voz como se pudo escuchar el otro día.
Mientras tanto en la plaza los fieles seguían rezando por la curación del pontífice.
El sábado por la mañana el Vaticano afirmó que el papa haría su primera aparición pública. Sería desde el hospital, con motivo del ángelus que todos los domingos reza en la plaza con miles de fieles.
El anuncio desató expectación. Por fin se podría ver al papa en persona y constatar su estado. Aunque lo que desató la ilusión fue el anuncio que hicieron los médicos en una comparecencia ante los medios avisada con poco más de una hora de antelación.
SERGIO ALFIERI
Hospital Policlínico Gemelli (Roma)
Buenas tardes. Entonces… la buena noticia que imagino que se espera todo el mundo es que mañana el Santo Padre saldrá del hospital. Se le da el alta. Mañana el Santo Padre volverá a Santa Marta.
Los médicos reconocieron con claridad que durante la estancia en el hospital el papa sufrió problemas respiratorios críticos que hicieron temer por su vida.
Al mismo tiempo señalaron que el papa está en fase de recuperación y que por tanto deberá evitar realizar grandes esfuerzos.
SERGIO ALFIERI
Hospital Policlínico Gemelli (Roma)
La prescripción es la de continuar parcialmente con la terapia farmacológica que deberá todavía efectuar por mucho tiempo por vía oral y es muy importante la recomendación de un período de reposo de al menos dos meses.
Tras este anuncio, 3.000 personas, según el Vaticano, se congregaron en la plaza del Gemelli para ver al papa en la que sería su primera aparición pública. La emoción fue desbordante.
Lo vimos muy de cerca. Fue... estoy muy feliz
´Y el resto ya se conoce. El papa regresó a su casa desde donde se verá cómo gobierna la Iglesia y cómo la Iglesia, de nuevo, acompaña a un pontífice en un estado de salud frágil.
JRB