Tony Gratacós es escritor y acaba de publicar su nuevo libro: La canción de Dimas, una novela histórica sobre el conocido como “buen ladrón”.
TONY GRATACÓS
Escritor
El planteamiento de salida fue como un hombre que estaba condenado a muerte, un criminal, o sea, está crucificado en el Gólgota y, de repente, se vuelve hacia su izquierda y ve a otro criminal que está en su misma situación, que parece un gusano totalmente ensangrentado. ¿Cómo es capaz este hombre, Dimas, de reconocer a ese otro criminal como el hijo de Dios? Como el Mesías prometido.
Dimas fue uno de los dos criminales crucificados junto a Jesús. En sus últimos momentos de vida, a pesar de su condena, reconoció a Jesús como el Mesías y pidió su salvación. Jesús, al ver su fe, le prometió que estaría con Él en el paraíso. Su historia simboliza la esperanza, incluso en el final de la vida.
TONY GRATACÓS
Escritor
Toda nuestra historia, nuestra historia personal, al final del día, lo que necesita es salvación, y esa salvación pensamos que nos la puede dar muchas veces el dinero, el poder, la fama, pero en última instancia, la salvación solo nos puede venir de alguien que no seamos nosotros, y ese alguien solo puede ser Dios. Esa es la clave de Dimas: que no hay que desesperar y que, hasta el último momento, siempre hay oportunidad de salvación.
Tony confiesa que la lectura de este libro deja una enseñanza fundamental para la vida diaria.
TONY GRATACÓS
Escritor
Yo escribí Dimas con la idea de contextualizarlo en la actualidad. O sea, yo creo que el salto de fe que tuvo que hacer Dimas para reconocer a Dios en un moribundo a su lado, a un gusano que estaba crucificado a su lado, ese salto de fe que hizo Dimas es el mismo salto de fe que tenemos que hacer nosotros hoy, los cristianos, los católicos, para reconocer a Dios en un pedazo de pan. O sea, reconocer a Dios en la Eucaristía. Es el mismo salto de fe que tuvo que hacer Dimas para reconocer a Dios en su humanidad.
Con La canción de Dimas, Gratacós es una invitación a recordar que nunca es tarde para encontrar el camino y que siempre existe segunda oportunidad.
BAM
