Todo fue bien hasta el viernes por la tarde. El papa sufrió un broncoespasmo: una contracción de los bronquios que le impidió respirar y que le provocó un vómito que se coló en las vías respiratorias.
Con la crisis superada los médicos señalaron que necesitan uno o dos días para evaluar qué daños ha provocado esta crisis.
Los hechos terminaron con el tímido optimismo que había generado su mejoría en los días precedentes. Y en la plaza de San Pedro los fieles rezaron con más fervor y preocupación el rosario dirigido por el prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe.
JRB