En el domingo por la mañana la atmósfera en el hospital Gemelli fue particular. Decenas de personas acudieron allí para rezar por el papa.
Pensé: estando aquí puedo acercarme ahí físicamente y apoyarle con un poco de oración y vine aquí para rezar el rosario con otras dos amigas más.
¡Papa Francisco! ¡Mucha fuerza! Fuerza, coraje que siempre lo ha tenido. Y él nos lo transmite. Como dice siempre: “pregate per me”, en italiano, que quiere decir “recen por mí”, por mi salud. Y eso es lo que yo le digo. Así como él nos da tanta fuerza hoy más que nunca queremos fuerza para él.
Sobre la estatua de Juan Pablo II muchos habían dejado velas para pedir por su curación.
El papa, por su parte, envió este mensaje para agradecer muestras de afecto como esta.
Continuo con confianza mi hospitalización en el Policlínico Gemelli, siguiendo con los tratamientos necesarios; ¡y el descanso también forma parte de la terapia!
En ese día el papa tenía que celebrar una misa en la que se ordenarían varios diáconos. Le sustituyó el arzobispo Rino Fisichella, proprefecto del Dicasterio para la Evangelización.
MONS. RINO FISICHELLA
Proprefecto, Dicasterio para la Evangelización
Me produce un placer particular el tener que leer la homilía que el mismo papa Francisco hubiera querido comunicar a todos vosotros en este domingo particular.
A lo largo de esa jornada se organizaron misas por toda Roma y el mundo para rezar por el papa. Hasta la fecha su situación médica como papa nunca había sido tan preocupante.
JRB