El papa comenzó la audiencia semanal con síntomas de resfriado. Él mismo lo confirmó y pidió que leyeran la catequesis en su lugar.
FRANCISCO
Pido disculpas porque con este fuerte resfriado es difícil para mí hablar, y por eso le he pedido a mi hermano que lea la catequesis. La leerá mejor que yo.
En su mensaje, el papa reflexionó sobre el momento en el que María visita a su parienta Isabel, ambas embarazadas.
FRANCISCO
El encuentro entre las dos mujeres produce un impacto sorprendente: la voz de la “llena de gracia” que saluda a Isabel provoca la profecía en el niño que la anciana lleva en su seno y despierta en ella una doble bendición: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” . Y también una beatitud: “Bienaventurada la que ha creído en el cumplimiento de lo que el Señor le ha dicho”.
Aunque el papa no leyó la catequesis, sí que pronunció los saludos a los distintos grupos lingüísticos que se encontraban en el Aula Pablo VI.
Y, como suele ser habitual al terminar las audiencias, el papa volvió a acordarse de aquellos países que siguen atravesando dificultades.
FRANCISCO
Pensemos en los países que sufren la guerra: la maltratada Ucrania, Israel, Jordania… tantos países que están sufriendo allí. Recordamos a los desplazados de Palestina y rezamos por ellos.
Al terminar, los fieles cantaron el Padre Nuestro y el papa impartió a todos ellos su bendición.
BAM