Han pasado 80 años desde la liberación del campo de exterminio de Auschwitz. Imágenes como esta siguen impactando hoy día en la sociedad.
Más de un millón de personas murieron en el que es considerado el campo de concentración nazi más grande de la historia. Estuvo activo hasta el 27 de enero de 1945.
Más de 30 años después, en 1979, Juan Pablo II se convirtió en el primer papa en visitar Auschwitz, donde condenó el Holocausto. Un periodo que también fue oscuro para el polaco, que vivió la invasión de Polonia por parte de Hitler cuando solo tenía 19 años.
En 2006, un año después de la muerte de Juan Pablo II, Benedicto XVI estuvo también en este campo. Una visita más que esperada por parte de un papa alemán.
BENEDICTO XVI
En un lugar como este se queda uno sin palabras; en el fondo sólo se puede guardar un silencio de estupor, un silencio que es un grito interior dirigido a Dios: ¿Por qué, Señor, callaste?
Poco después de rezar ante 23 lápidas situadas ante las ruinas de los hornos crematorios, muchos recuerdan esta imagen: cuando salió el arcoíris.
Y para momentos simbólicos, este. Cuando Francisco estuvo en 2016. El papa no pronunció ningún discurso. Dejó las palabras a un lado para rezar en silencio en la celda donde murió el franciscano san Maximiliano Kolbe, quien se ofreció a morir por un padre de familia al que habían condenado a muerte.
CA