El papa Francisco ha presidido en el Vaticano la última de las fiestas de la Navidad: La Epifanía del Señor. El mensaje del papa comenzó con el viaje emprendido por los Reyes siguiendo a la estrella. Una luz nueva que indica el camino hacia la esperanza. Miles de fieles acudieron a la Basílica en un día en el que se recuerda la adoración de los Reyes Magos a Jesús en el pesebre, una imagen con la que el papa invitó a reflexionar:
FRANCISCO
Precisamente por esto, en el pesebre, representamos a los Magos con características que abarcan todas las edades y todas las razas —un joven, un adulto, un anciano, con los rasgos físicos de los diversos pueblos de la tierra—, para recordarnos que Dios busca a todos, siempre. Dios busca a todos, a todos.
Francisco invitó a la fraternidad universal, orando con los fieles para evitar cualquier forma de marginación social y distinción, mostrando que Dios está al alcance de todos.
FRANCISCO
Por eso la estrella está en el cielo. No para permanecer lejana e inalcanzable, sino para que su luz sea visible a todos, para que llegue a cada casa y rompa todas las barreras, llevando esperanza hasta los rincones más remotos y olvidados del planeta. Está en el cielo para decir a todos, con su luz generosa, que Dios no se niega a nadie y no olvida a nadie.
Durante la celebración, sonaron varios canticos navideños y por supuesto, no faltaron a este acto los Tres Reyes Magos.
Al terminar la santa misa, Francisco se acercó a saludar a los fieles que se encontraban en la Basilica. Por último, pronunció el Ángelus en el balcón para todos los que se encontraban en la plaza de San Pedro .
BAM