La basílica de San Pedro se llenó de centenares de personas sin recursos. Todos ellos participaron en la misa que desde hace años el papa organiza para ellos en el penúltimo domingo del año litúrgico.
Se trata de la Jornada Mundial de los Pobres, en la que el pontífice trata de sensibilizar a toda la Iglesia sobre la importancia de ayudar al prójimo. En ese sentido el papa pidió desarrollar lo que llamó “mística de los ojos abiertos”
FRANCISCO
Preguntémonos: ¿miro hacia otro lado cuando veo la pobreza, las necesidades, el dolor de los demás?
El papa dijo que cada cristiano debe convertirse en lo que llamó “instrumentos de esperanza”, es decir, personas que ayuden a aliviar al prójimo el dolor que supone la pobreza, el abandono, la humillación y el dolor.
FRANCISCO
Hermanos y hermanas: no lo olvidemos: la esperanza cristiana, que se cumplió en Jesús y se realiza en su Reino, necesita de nosotros, de una fe que se traduzca en obras de caridad, necesita cristianos que no miren a otro lado.
La Jornada Mundial de los Pobres no solo consiste en esta celebración litúrgica. Luego, el Vaticano ofrece una comida a las personas necesitadas en el Aula Pablo VI.
JRB