Hasta 5.000 personas participaron en la misa de clausura del sínodo en una basílica de San Pedro que estrenaba baldaquino restaurado.
La obra de arte del genial Bernini estuvo sometida a una histórica restauración durante meses pero recuperó su resplandor. Su brillo dorado se mostró por primera vez al público en esta celebración litúrgica.
El papa reflexionó sobre el evangelio del día, donde se narraba la curación del ciego Bartimeo; un ciego que en vez de entregarse a la resignación, puso todo lo que estaba de su parte para que Jesús lo curase. Fue activo. Tomó la iniciativa. Francisco dijo que la Iglesia debe ser igual y no ceder ante las dificultades.
FRANCISCO
Y si continuamos sentados en nuestra ceguera seguiremos sin ver nuestras urgencias pastorales y muchos problemas del mundo en que vivimos.
Y lo quiero decir. Quizás alguno se escandaliza: una Iglesia que se ensucia las manos para servir al Señor.
Desde este día y durante todo el mes de noviembre los visitantes de la basílica, por petición expresa del papa, podrán contemplar este trono. No es uno cualquiera: es la antigua cátedra del obispo de Roma. La cátedra sobre la que sentaron los papas de la antigüedad.
JRB