Evangelizar y ayudar al necesitado van de la mano. O al menos eso es lo que se promueve desde las Obras Misionales Pontificias.
Solo desde Estados Unidos han ayudado a cientos de miles de personas desde ambos puntos de vista.
En el ámbito de la formación cristiana y teológica han ofrecido apoyo a 38.000 seminaristas y a más de 800.000 catequistas.
En el ámbito social han ayudado a 26 millones de niños a seguir adelante con sus estudios y más de 11.000 clínicas y hospitales.
El trabajo realizado desde aquí es clave para sostener la misión de la Iglesia en todo el mundo. Aunque en Estados Unidos señalan que el vigor de las misiones depende, antes que nada, de cuánto tiempo dedican los cristianos a fortalecer su fe.
REV. ANTHONY D. ANDREASSI
TPMS y Director Nacional Ad Interim
También tenemos el reto de revitalizar nuestra devoción y nuestro compromiso con la Eucaristía, y de encontrar formas de llegar a quienes nunca han pensado en la Iglesia.
Por eso se espera que grandes eventos como el Congreso Eucarístico Nacional hayan servido para fortalecer la fe y el compromiso de los católicos.
REV. ANTHONY D. ANDREASSI
TPMS y Director Nacional Ad Interim
No todos iremos a las misiones. Muy, muy pocos de nosotros lo harán. Algunos lo harán por un breve período, pero el resto no por sus compromisos de trabajo o familiares. Así que lo importante es que se colabore. Eso hace que los esfuerzos tengan mucho más éxito.
El lema de la Jornada Misionera Mundial de este año es una invitación a evangelizar con energía. Es un versículo del evangelio según San Mateo donde se dice: “Id e invitad a todos al banquete”.
JRB